Blog de Juan José Ortega

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Los tres gráficos del Banco de España que dejan a la economía sin el turbo del consumo para los próximos trimestres.

El consumo crece un 1% frente al 7% que se esperaba por el impulso del ahorro.

Los 60.000 millones se está drenando hacia inversiones, depósito o liquidez.

El boom del consumo interno provocado por el ahorro forzoso de la pandemia ni se ha producido, ni se producirá, según un documento del Banco de España. Los 60.000 millones de las familias, que iban a impulsar el PIB se están drenando hacia inversiones o, simplemente, está siendo retirado a depósitos. Y la pequeña parte que podía terminar en la economía real ya se la ha comido la inflación.

Jarro de agua fría para la economía española del Banco de España. Desde el inicio de la pandemia, la mayoría de analistas contaba con el impulso extra del ahorro forzoso de las familias para elaborar sus previsiones, incluido el propio Gobierno. Todo el mundo contaba con que la economía contaría con una explosión en el consumo. El Ministerio de Economía calculaba que el confinamiento y las restricciones posteriores había provocado un ahorro embalsado de algo más de 60.000 millones, que tarde o temprano iba a convertirse en un empujón considerable para el PIB.

Sin embargo, pasan los trimestres y la sexta velocidad que debía haber metido la economía no termina de entrar. La invasión rusa a Ucrania y su derivada en una crisis energética ha provocado que las familias que pudieron ahorrar durante la pandemia no se lancen a utilizar el dinero retenido. El Banco de España advierte, en su informe trimestral que se publicará posteriormente, de que en términos reales ese ahorro «ya se habría reducido de forma apreciable» debido a la inflación.
Con tres gráficos, el documento del Banco de España desmonta la aportación extra que ha tenido y que va a tener para la economía. «La utilización de la bolsa de ahorro que los hogares españoles acumularon a comienzos de la pandemia habría tenido, por el momento, un impacto relativamente modesto sobre la evolución del consumo agregado», subraya.

Las conclusiones a las que llega el Banco de España se basan a partir de la encuesta Consumer Expectations Survey, que elabora mensualmente el BCE, entre los hogares españoles que ahorraron durante las fases iniciales de la pandemia, entre enero de 2020 y marzo de 2021, aquellos que declaran haber recurrido a dicho ahorro para financiar sus gastos recientemente, entre julio de 2021 y julio de 2022, suponen un colectivo relativamente reducido. En particular, solo un 15% de los hogares que elevaron su ahorro con el estallido de la crisis sanitaria habría «desahorrado» con posterioridad.

La buena marcha de la demanda de los hogares es esencial para el crecimiento de la economía. El 57% del PIB corresponde al gasto final de las familias. Para el Banco de España, el impacto de la parte desahorrada ha sido limitada en el PIB. Según los datos disponible del tercer trimestre, el consumo de los hogares creció a un ritmo trimestral del 1,1%. Lo cierto es que el consumo ha tenido un comportamiento bastante errático desde la vuelta a la normalidad. En el segundo y tercer trimestre de 2021 creció por encima del 2% y luego se frenó con brusquedad. Al inicio de 2022, incluso registró descensos. El gráfico muestra como estos hogares había podido mantener, recientemente, «una senda de consumo más dinámica que la del resto de las familias»

El problema es que estos hogares representan un porcentaje de ahorro total de la pandemia muy limitado. «Dado el reducido tamaño de este colectivo de hogares, esto no habría redundado en un impulso muy significativo para los niveles de gasto agregados», explica el Banco de España. La mayor parte del exceso de ahorro acumulado durante la pandemia se concentra en familias de renta alta, que presentan una menor propensión marginal a consumir.

Lo peor viene por el lado de las previsiones. «Diversos factores sugieren que, en los próximos trimestres, no cabría esperar que dicho ahorro acumulado vaya a proporcionar un impulso muy significativo al gasto de las familias en nuestro país», subraya el Banco de España. Carmen Martínez-Carrascal, la economista de la institución encargada del recuadro, apunta a que la considerable incertidumbre que caracteriza la coyuntura geopolítica y macrofinanciera actual habría incrementado, al menos en el corto plazo, el ahorro por motivos de precaución. La amenaza de los precios energéticos y el encarecimiento de las hipotecas, y del crédito en general, está provocando que las familias opten por la precaución. El propio Banco de España, el año pasado, ya alertaba del riesgo del ahorro precautorio o del miedo y cómo podía lastrar la recuperación económica.

La experta del Banco de España abre la puerta a que el ahorro de la pandemia no termine en gasto de a pie de calle. «El repunte significativo que se ha observado en el coste de la deuda en los últimos meses también podría incentivar a los hogares a destinar parte del ahorro acumulado, en lugar de al consumo, a la amortización de préstamos»

Como consecuencia de la pandemia, la tasa de ahorro de los hogares aumentó hasta el 22% de la renta disponible de los hogares en el segundo trimestre de 2020, situándose a finales de 2021 en el 9,6%, muy por encima del promedio de los cinco años anteriores. El Gobierno en su último Programa de Estabilidad enviado a Bruselas ya había detectado que «la bolsa de ahorro extraordinaria acumulada por los hogares se estaría canalizando hacia activos reales, «así como hacia activos financieros, en particular en forma de efectivo y depósitos». Las rentas altas que acapararon casi el 70% de los 60.000 millones de ahorros de la pandemia han ido destinados este dinero a inversiones o, simplemente, lo han dejado en el banco.

El Gobierno contaba con que este ahorro se canalizara «hacia aumentos del consumo, limitando parcialmente el efecto de las pérdidas de poder adquisitivo propiciadas por el incremento del nivel de precios». En qué se traduce la ausencia del impulso ahorro. La teoría de que la demanda embalsada tuvo su cenit a medidos de 2021. Ninguna casa de análisis se esperaba que Rusia iba a terminar invadiendo Ucrania y el repunte de la inflación que se acababa de iniciar iba a ser transitorio. En ese momento la previsión de Moncloa era que el PIB creciera en 2022 alrededor de un 7%. Tampoco es que hubiera un exceso de optimismo, el consenso del mercado estaba en el 6%. La tasa de crecimiento del consumo debía ir en paralelo. Actualmente, la previsión del Ejecutivo está en el 4,4% y el consenso del panel de Funcas se sitúa en el 4,5%. Si la economía española esquiva la contracción prevista para el último trimestre del año, seguramente las tasas de crecimiento serán superiores, pero el contraste será significativo a lo que esperaba. La previsión actual de consumo de los hogares está para 2022 entre el 1,2% del Gobierno y el 1,2% del consenso de analistas. Hace 18 meses se pensaba que iba a oscilar entre un 6 y un 7% por el ahorro de la pandemia.

 

Francisco S. Jiménez/eleconomista.es

 

 

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