La inversión extranjera en vivienda se olvida de la pandemia.
En el primer trimestre de 2022, el 91% de la inversión fue de capital internacional.
No es ningún secreto la importancia de la inversión extranjera en el mercado inmobiliario español. En el primer trimestre del año pasado, el 91% de la inversión inmobiliaria que se materializó en España fue de capital internacional, según datos de Cushman & Wakefield.
Cultura, sol, gastronomía y vivienda España se ha consolidado como un destino atractivo para las inversiones inmobiliarias de particulares extranjeros. Estos compradores, especialmente europeos, siempre han sido clave en el mercado de la vivienda español, tanto en la compraventa de segundas residencias como en el alquiler vacacional. Y parece que, por el momento, lo seguirán siendo.
Crecimiento de las operaciones
Ahora, los datos parecen haberse olvidado de la pandemia. La compraventa de vivienda por parte de extranjeros continúa creciendo, devolviendo a nuestro país al centro del apetito inversor. Las cifras del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana señalan que en el tercer trimestre de 2022 las operaciones crecieron en un 22,85% respecto al mismo periodo del año anterior. En el acumulado de 2022, estas aumentaron en un 44,31%, dando cuenta de la evidente recuperación tras la pandemia.
Sólo en el segundo trimestre de 2022, se realizaron 24.029 transacciones por parte de compradores extranjeros, de acuerdo con la consultora CBRE. Estos fueron principalmente británicos (9,8%), alemanes (9,1%) y franceses (6,6%). Los datos, consolidados una vez pasados varios meses tras el inicio de la guerra en Ucrania, dan cuenta de la caída de las compras residenciales por parte de nacionales rusos, que cayeron hasta por debajo de un 2% y que tiempo atrás se habían posicionado como unos de los principales agentes compradores de segundas residencias en nuestras costas.
Igualmente, no era fácil recuperar los niveles de compraventa previos a la pandemia, más si tenemos en cuenta la evolución de las operaciones en los años posteriores a la crisis financiera de 2008. Especialmente a partir de 2014, la compraventa por parte de residentes extranjeros experimentó una recuperación bastante notable, tal y como señala un informe sobre la evolución de la inversión extranjera en nuestro mercado inmobiliario elaborado por el Banco de España. Con especial incidencia en la costa mediterránea y en los archipiélagos, las cifras alcanzaron su pico en 2019, antes de que la pandemia emborronara el horizonte inmobiliario.
Más allá del residencial
El atractivo español para los inversores, además, va mucho más allá del residencial. Dan fe de ello las cifras de inversión de 2022, que apuntalan más que de sobra la recuperación del mercado tras las incertidumbres heredadas de 2020 y el pulso de prudencia de 2021. Así lo señalaban consultoras como Knight Frank, que ponía en el foco del apetito inversor internacional a segmentos como los hoteles, el build to rent, las oficinas o el inmologístico.
A pesar de las repetidas advertencias sobre el fin de los vientos de cola para el inmobiliario español, los datos a lo largo de 2022 nos han contado otra historia. Y han reforzado la hipótesis que siempre sostenemos: la condición de valor refugio del mercado inmobiliario. Algo que, de no ser cierto, no nos expondría de pleno ante la mirada del inversor extranjero. De hecho, este año marcará un nuevo récord en inversión inmobiliaria en España, tras crecer un 35% respecto a 2021.
España ya se había convertido en el segundo país del mundo que más inversión proptech atraía, sólo por detrás de Estados Unidos. Del mismo modo que la tecnología y la digitalización están transformando sin posibilidad de marcha atrás nuestro mercado inmobiliario, este tampoco se entiende ya sin la mano del capital internacional. De algo de eso también estamos aprendiendo en Urbanitae, donde hace poco nos convertimos en la primera plataforma de inversión inmobiliaria en obtener autorización para operar en Europa, lo que reafirma el mensaje que la economía nos lleva lanzando ya desde hace mucho: la internacionalización de nuestro mercado inmobiliario ya no tiene marcha atrás.
GonzaloUrdiales/eleconomista.es