La espiral salarios-precios es ya una realidad y está en un país de Europa.

Los sueldos suben un 14% en Polonia con la inflación situada en el 17%.
En el último trimestre de 2021, con la inflación mundial ya enseñando sus llamaradas, proliferaron los análisis económicos que advertían de efectos de ‘segunda ronda’ parecidos a los que hubo en los años 70. Una expresión que define un escenario en que la alta inflación lleva a los trabajadores a reclamar más subidas salariales para no perder poder adquisitivo. Esto, a su vez, genera mayor presiones inflacionistas, entrando en lo que se conoce como espiral salarios-precios.
Los avances salariales registrados ante la escasez de mano de obra en muchas economías tras la pandemia en un contexto de elevada inflación ha avivado las preocupaciones y el debate existente. Si muchos ven con inquietud esta dinámica, otros cuantos se escudan en que los salarios reales (descontando la inflación) están desplomados. En Europa toma forma un caso que parece dar la razón a los primeros.
En el caso de la Eurozona, por ejemplo, la inflación se sitúa casi en el 10% interanual, mientras que los salarios están creciendo a un ritmo del 2,42%. En EEUU, donde el IPC está en el 8,2%, los salarios crecen a un ritmo anual del 5%, también muy por debajo de los precios. Por ello, los expertos creen que en estas dos regiones el riesgo de una espiral salarios-precios sigue siendo bajo, sobre todo ante la perspectiva de la llegada de una recesión.
El empleo aumentó en Polonia un 2,3% interanual en septiembre. Aunque la Oficina Central de Estadística polaca aún no ha dado detalles, cabe esperar que, como en meses anteriores, el aumento del empleo esté impulsado principalmente por los servicios (comercio minorista, alojamiento y restauración). Todo apunta a que ha sido en este sector en el que han encontrado trabajo una gran parte de los refugiados de Ucrania llegados al país, que no aparecen en su totalidad en las estadísticas (no están empleados con un contrato laboral estándar). Según datos ministeriales, más de 400.000 refugiados ucranianos llegados a Polonia desde el inicio de la guerra ya han encontrado empleo. Esto demuestra que la demanda de mano de obra sigue siendo fuerte.
“El mercado de trabajo es persistentemente tenso. Las encuestas del Banco Nacional de Polonia indican un cierto descenso en el porcentaje de empresas que tienen previsto aumentar los salarios, pero sigue siendo muy alto. Las empresas también declararon que los aumentos salariales serán muy amplios y se aplicarán a más de la mitad de los empleados. Otras encuestas también indican que el periodo de búsqueda de empleo se está acortando. Además, habrá un aumento muy generoso del salario mínimo a partir de principios de 2023”, explican en una nota Piotr Poplawski y Rafal Benecki, economistas de ING.
Para estos expertos, dada la estrechez del mercado laboral polaco, estos factores “deberían estimular una ola de aumentos salariales, manteniendo un crecimiento salarial de dos dígitos en el sector empresarial durante la mayor parte del próximo año”. “En nuestra opinión, el elevado aumento del salario mínimo en 2023 provocará una espiral salarios-precios independientemente de la estructura del mercado”, sentencian. Hay factores en contra, como la velocidad de envejecimiento de la población, de las más altas de Europa, según destacan en una nota de país los economistas de CaixaBank Research.
Desde Unicredit destacan que buena parte de la inflación en Polonia es producto de una demanda que está siendo alimentada por las medidas contradictorias del Gobierno polaco. Esto está provocando que la inflación de este país tenga una composición más peligrosa que la de otros países de la Unión Europea en los que el componente de la demanda es casi nulo. Los economistas del banco italiano explican que “las autoridades han puesto en marcha subsidios a la energía regresivos, basados en el tipo de combustible y no en las necesidades financieras de los consumidores. Estos subsidios puntuales pueden repetirse este invierno y podrían contrarrestar otras medidas encaminadas a reducir el consumo”.
“El impacto a corto plazo de estas ayudas al consumo de energía podría provocar otro aumento de los precios, ya que respaldan la demanda en un momento de escasez de oferta. El consumo de carbón de los hogares debería caer ante la aguda escasez de carbón ruso, sin embargo, se corre el riesgo de que este carbón sea reemplazado por carbón de menor calidad y más caro del extranjero”, advierten el informe de Unicredit.
Unicredit: “La demanda de los consumidores ha seguido impulsando los aumentos de precios, como lo demuestra una mayor inflación subyacente”
Estas medidas se está combinando con otras que sí buscan reducir el consumo de energía, pero que combinadas con las anteriores pierden buena parte de su efecto: “La demanda de los consumidores ha seguido impulsando los aumentos de precios, como lo demuestra una mayor inflación subyacente. A pesar de que los consumidores parecen cada vez más pesimistas desde la invasión rusa de Ucrania, el número de quienes tienen la intención de realizar más compras de alto valor durante los próximos doce meses se mantiene por encima de la media de largo plazo… Combinado con la presión de los precios al productor más altos, esto podría ejercer más presión sobre los precios de los bienes que sobre los precios de los servicios durante el próximo invierno”, sentencia el documento.
Con todo el conjunto de medidas, desde Unicredit esperan que la inflación alcance el 17% en febrero del próximo año, un nivel que sería la cima o tope de este shock de precios, que a su vez está alimentando los salarios y viceversa. Los economistas de JP Morgan creen que la el IPC comenzará a perder fuerza a lo largo de 2023 en Polonia, pero aun así ven una inflación media del 12,9% para el segundo trimestre del año que viene. La creciente inflación ha obligado al Banco Nacional de Polonia a seguir con su política restrictiva, subiendo los tipos de interés desde el 2,25% en enero hasta el 6,75% en septiembre y con la expectativa de que se emplace alrededor del 7,5% a finales del 2023.
Por su parte, un análisis de Oxford Economics destaca que “la actual desaceleración de la actividad quitará algo de presión a los mercados laborales de los países del este de Europa. Pero incluso sin una espiral salarios-precios basada en las expectativas, el riesgo de que el crecimiento de los salarios nominales se mantenga elevado es importante, especialmente en Polonia y Hungría, donde la amplitud de la presión salarial y la escala de las expectativas de inflación son mayores. Es probable que eso mantenga altas las presiones de los precios subyacentes durante más tiempo, ejerciendo presión sobre el zloty polaco y el florín húngaro”.
MARIO BECEDAS/ eleconomista.es