La banca tiene el 16% de sus hipotecas tensionadas por la subida del euríbor.

El crédito más vulnerable es el firmado en los 5 últimos años.
Desde 2017 se han suscrito casi un millón de préstamos a tipo variable.
La escarpada subida del euríbor mete presión añadida a familias hipotecadas que ya soportan costes muy superiores con la cesta de la compra y servicios básicos como la luz por culpa de la inflación. Desde la banca afirman que las alzas serán inocuas para «entre un 20 y 25%» de los préstamos porque se firmaron a tipo fijo y serán mínimas o inexistentes en la mitad de la cartera total al ser operaciones antiguas donde se ha devuelto buena parte del préstamo y porque se otorgaron, en muchos casos, con un euríbor superior al actual.
La mayor vulnerabilidad se alojaría en hipotecas firmadas en los últimos 5 años a tipo variable y en el arranque de 2022 porque apenas han amortizado principal dado que en los primeros años se paga, sobre todo, el mayor volumen de intereses aplicados.
Esta aproximación no depura el capital amortizado a falta de estadísticas tan afinadas, pero las fuentes consultadas lo juzgan, incluso, conservador por excluir los préstamos mixtos cuyo interés fijo pasa a ser variable antes de los seis años y su revisión coincidirá con las alzas de tipos. Solo entre 2017 y 2021 se firmaron hipotecas así por otros 51.540 millones.
Casi 3.000 euros más
La vertiginosa escalada del euríbor hace que una hipoteca media de 145.000 euros, concedida a un plazo de 24 años y con un diferencial del 0,92% sobre el euríbor, sufra un aumento de 202 euros al mes (2.400 al año) al pasar el indicador desde el -0,502% que marcaba en diciembre al 2,5% diario actual.
Si alcanzase el 3%, como descuentan diferentes casas de análisis, tocaría rascarse el bolsillo en 2.981 euros extras al año, algo que no está al alcance de cualquier presupuesto y menos cuando toca dedicar mucho más sueldo a la compra básica.
La imparable inflación está achicando, de hecho, la renta disponible real de los hogares. Si bien este parámetro creció un 4,2% interanual en el primer semestre en términos nominales, el Banco de España estima que ha sufrido un retroceso real del 3,1% al deflactar el IPC.
Con todo se trata de un escenario donde el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE) han elevado el tono de sus mensajes de prudencia, pero las entidades evitan alarmismos en materia de hipotecas. Una razón es que es la última deuda que una persona deja de pagar como evidencian las estadísticas: sus impagos alcanzaron un pico en el 6% durante 2013 tras el crash inmobiliario y cuando la morosidad total del crédito era del 13,6%. Hoy es menos de la mitad.
«Cuando se lleva el 30% de tu renta la hipoteca o el alquiler ya es un tema que a lo mejor empieza a preocupar. Esa es la población que puede tener más riesgo», apunta Eduardo Areilza, director sénior de Alvarez & Marsal.
Un colectivo potencial de especial vulnerabilidad sería el que ya tuvo que pedir moratorias para retrasar el pago del capital principal con la pandemia (se concedieron unas 270.000). «El cliente que tenía moratoria ahora tiene una morosidad superior a la media una vez vencida. Hay un 9% de impagados. De media, el sector tiene el 3%, tres veces más para esa población de más mora», agrega Areilza.
La banca y otros expertos rechazan topar los tipos como pide Unidas Podemos.
Sin embargo, tener el apuro no implica dejar de atender la cuota al instante. «Para quebrar también se tiene que producir un ajuste importante en el precio de la vivienda porque si no, siempre puedes vender la casa y repagar la hipoteca», observa el Managing Director y Head de Alvarez & Marsal España y Portugal, Fernando de la Mora, quien subraya que no estamos en ese escenario todavía.
«Es un impacto gestionable desde el sistema financiero, pero lo que tenemos que ver desde el sector es cómo podemos ayudar y buscar una solución caso a caso para aquellas personas a la que les suponga un problema», reconocía el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, en un foro organizado por elEconomista.es donde sus homólogos en Sabadell (César González-Bueno) y Unicaja (Manuel Menéndez) apostaron por reeditar las moratorias para ofrecer salidas a las familias.
La banca y otros expertos rechazan topar los tipos como pide Unidas Podemos, alegando problemas legales. «Ponerle coto al euríbor no tiene sentido. Sería quitar del mercado un tipo de hipoteca, la variable, cuando ya existe la opción de la fija», agrega Laura Martínez, portavoz de iAhorro, que también aboga por recuperar las moratorias y, llegado el caso, «hablar con tu entidad para buscar una solución.
EVACONTRERAS/ elpais.com