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IESA: El emprendimiento es uno de los mayores potenciales de la economía y del desarrollo en Venezuela para los próximos años.

Como escuela de gerencia y forjadora de líderes, profesionales y empresarios, ha construido un legado. Pero con su Centro de Innovación y Emprendimiento, el IESA busca ser parte del cambio en el ecosistema nacional. Suman más 15 mil emprendimientos y nuevos programas que apoyan áreas del mercado como el tecnológico. “Venezuela sí sabe emprender”, afirman desde la institución, pero faltan factores como las iniciativas gubernamentales, créditos bancarios y permisologías para hacer el camino más sencillo.

Desde su fundación en 2003, el Centro de Innovación y Emprendimiento, consolidado gracias al Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), tiene como misión formar individuos capaces de transformar ideas en empresas sustentables, innovadoras y socialmente responsables. La idea con esto es generar progreso y bienestar. Y si es en Venezuela, mucho mejor.

El IESA, como escuela de gerencia y forjadora de líderes, profesionales y empresarios capaces de contribuir con el éxito de las organizaciones públicas y privadas, tenía un claro objetivo al crear un centro como este: ser pioneros en la investigación científica, docencia, y prestación de servicios a emprendedores. Lo lograron. El profesor Roberto Vainrub fue el responsable. Tienen 21 años siendo un motor de desarrollo del emprendimiento en el país.

Según Nunzia Auletta, profesora titular del centro y Directora de Desarrollo del IESA, han formado más de 15 mil emprendedores venezolanos y construido relaciones internacionales que han permitido que el centro se mantenga dentro de la vanguardia investigativa y docente.

Investigación, progreso, EmprendeTE

El Centro de Innovación y Emprendimiento es coordinado por la profesora Patricia Monteferrante, una de las mayores expertas a nivel nacional, pero también internacional en temas de empresas familiares, rescata Auletta. «Completan el equipo el profesor Aramis Rodríguez, conocido en temas de ambidestreza; el profesor Edwin Ojeda, con foco en emprendimientos sociales; la profesora Susana Chu, coordinadora del programa EmpredeTECH y otros profesores invitados», completa. «Existe también un observatorio de transformación digital que lo coordina el profesor Rubén Darío Díaz».

Por su parte, entre sus actividades de investigación se destacan las realizadas con dos importantes redes internacionales. La primera, el GEM Consortium, o Global Entrepreneurship Monitor, es un estudio longitudinal que recoge una muestra estadísticamente representativa de la población venezolana y monitorea la actividad emprendedora del país para hacer recomendaciones de políticas públicas.

La segunda, STEP Program (Successful Transgenerational Entrepreneurship Practices), liderada por Babson College, está enfocada en entender el fenómeno emprendedor en empresas familiares y cada año elabora dos casos nacionales de empresas locales.

Cuenta son 4 líneas o áreas de acción: docencia o formación, investigación, difusión y consultoría. «En la primera, nuestra bandera es Emprende, el primer programa totalmente virtual, asíncrono en Venezuela», subraya. «Se lanzó en 2012 y, hasta la fecha, se han formado cerca de 10 mil emprendedores que aún siguen contando con una red de mentores certificados que siguen acompañándolos en el camino».

En 2023, sin embargo, tuvieron un cambio importante en su formación al obtener una cooperación técnica desde el BID Lab, que es el brazo promotor de la innovación y capital emprendedor del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo. Gracias a esto nace EmprendeTECH, un ecosistema de emprendimiento de base tecnológica con impacto social.

«Tiene 4 componentes: formación, programa virtual donde te acompañan una red de mentores certificados; incubación, donde los starups, o equipos egresados del programa, son seleccionados para participar en el proceso de incubación; red de emprendedores globales, que es el networking dado por la diáspora empresarial exitosa salida de nuestras filas y, finalmente, la cimentación del proyecto en base a la tecnología».

En cifras: Venezuela, terreno emprendedor

Son 19 empresas, en su segunda cohorte, las que forman parte del proceso. En total han pasado 242 emprendedores, con una taza de culminación del 82 %, algo muy bueno, según la profesora Nunzia. «Este número pertenece a 60 iniciativas, todas de base tecnológica y con impacto social».

Sobre aquellos miembros cuya vasta experiencia sirve de fórmula ganadora para los negocios nacientes, destaca nombres como Andrés Simón González-Silén, de Venemergencia y Asistensi; o Carlos García Ottati del grupo Kavak, cuya empresa fue el primer unicornio latinoamericano nacido de una iniciativa 100% venezolana.

«Así como ellos, otros emprendedores que conocemos han sido parte de esa movida que, en estos últimos años, ha cambiado la cara y diría que el estilo del emprendimiento en Venezuela», destaca Nunzia Auletta.

Según sus cifras, cerca de 3.000 emprendedores han iniciado sus actividades en los últimos 3 o 4 años en Venezuela, y, esencialmente, son todas de base tecnológica. «Cuando vemos plataformas que prestan servicio como marketplace, telemedicina, movilidad, ciudades inteligentes, comercio electrónico, delivery o pago, todos son la nueva camada o la nueva generación que está utilizando la tecnología para tener mayor cobertura, alcance y eficiencias en costos, con una propuesta de valor diferenciada de cara al mercado y las necesidades de los consumidores y clientes venezolanos».

¿Se inclinan entonces los emprendimientos por la tecnología? «No del todo, aunque existan muchos. Hay un universo de tipologías en el país entre las que destacan gastronomía, turismo, moda, cultura y entretenimiento. Para todas hay cabida», enfatiza. No obstante, con EmprendeTECH y gracias a BID Lab, el foco ha sido impulsar a los de base tecnológica que permiten ampliar el alcance y ser más eficientes, asegura.

Cifras oficiales del GEM, que se han mantenido al menos durante 10 años, hablan de cerca de un 16% de actividad emprendedora temprana. «Eso quiere decir que, de la población adulta a nivel nacional, 16% contesta que está comenzando un emprendimiento o tienen intención de comenzarlo a corto plazo», refuerza.

Existen, además, entre el extenso número de emprendimientos que nacen en Venezuela, aquellos que lo hacen por necesidad y que conocemos como emprendimientos dinámicos. Pero son una minoría, señala la educadora. «Podríamos decir que son un 3% de esa gran masa». Rescata, de igual forma, que el hecho de que sea un porcentaje pequeño no resta en el impacto que generará en la economía del país: empleo, crecimiento, subsistencia en el tiempo y capacidad no solo de actuar en el mercado nacional sino -en muchos casos- en el mercado internacional.

Una necesidad latente

Para Nunzia Auletta y el equipo del Centro de Innovación y Emprendimiento, a pesar de un panorama positivo, existen algunos aspectos imprescindibles a tener en cuenta para desarrollar y tener, en consecuencia, un ecosistema emprendedor sano: un sistema financiero que apoye oportunamente y con las cantidades que sean útiles para impulsar.

«También uno de simplificación en el desarrollo de los registros y permisologías», añade. «Que haya una armonización para tener certidumbre de los gastos y costos que se tendrán que afrontar. Asimismo, darle impulso a la actividad exportadora, haciendo más sencillo, simple y transparente los procesos y al mismo tiempo tener un contexto y un ambiente de negocios y de mercado local que permita que esa demanda internacional pueda moverse en el país», ataja.

Saben bien, dice, que en Venezuela ha sido muy difícil, pese a que en el último año los bancos han presentado un mayor dinamismo en el acercamiento a los emprendedores. La entrega de financiamientos, sobre todo en capital de trabajo, es una de las respuestas.

“PERO ESO NO IMPLICA QUE ESAS INICIATIVAS SEAN FORMALES. HASTA AHORA LO QUE HEMOS VISTO ES QUE ESOS CRÉDITOS BANCARIOS, SE HAN MANEJADO EN CIFRAS RELATIVAMENTE BAJAS”

¿Deberían ser mejores? Por supuesto. «Se otorgan alrededor de 1.000 o 2.000 dólares por emprendimiento. De esos, solo unos pocos pueden conseguir hasta $20.000 cuando se ve mucho potencial al negocio, pero estamos aún en la parte de baja del escalafón en el mercado», concientiza. «Tener una buena relación con el banco es ideal en todo el proceso… Ojalá pronto trabajemos en mejorar ese aspecto, pero se necesita un trabajo en conjunto».

Con el gobierno, asegura la profesora, se han hecho acercamientos. «Hemos reconocido un renovado interés en impulsar la actividad emprendedora, por supuesto. Las iniciativas han sido incipientes, aplaudibles incluso. Sin embargo, creo que aún estamos lejos de sentir que desde el sector público haya un verdadero estímulo del ecosistema en su conjunto. Éste se está viendo mayormente impulsado desde sus mismos actores productivos. Pero cuando vemos a México, Uruguay, Chile o Colombia, uno no puede evitar hacer comparaciones porque aún no hemos llegado a ese punto», manifiesta.

IESA: El país sí emprende

El IESA ha sido pionero en actividades del ecosistema nacional de emprendimientos. «Quiero resaltar que es un esfuerzo enorme de muchas instituciones, universidades es incubadoras. Y como ellos, muchos actores en el ecosistema y muchos mentores, iniciativas apoyadas por instituciones financieras que están dando una dinámica y una vida a ese ecosistema que, desde nuestro punto de vista, es uno de los mayores potenciales de la economía venezolana y del desarrollo del país para los próximos años«.

Necesitan, finalmente, que los emprendedores venezolanos, sobre todo los jóvenes, se unan. «Hay muchas oportunidades en el país, con sus dificultades, claro, pero no hay ningún mercado y ningún contexto que no lo tenga. Hay unas restricciones del contexto económico, social y jurídico, que puede atraer dificultades. Sin embargo, también es cierto que es un mercado donde encontramos una rivalidad menos agresiva«, dice Auletta. «Se pueden pensar y probar cosas nuevas, las puertas están abiertas. Nos queda mirar el hecho de que cuando comienzas un emprendimiento, no hay fronteras», concluye.

www.elnacional.com

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